La población activa
Su estudio es de particular relevancia en el marco de la globalización y de los profundos cambios políticos y tecnológicos que afectan a la sociedad actual. Con tal propósito se utiliza ampliamente la clasificación que distingue entre población económicamente activa y económicamente inactiva.
La población económicamente inactiva es la que no recibe regularmente algún tipo de remuneración. Puede tratarse de inactivos, de pasivos transitorios (los jóvenes), o de pasivos definitivos (los ancianos). Entre los inactivos se incluyen, entre otros, las amas de casa, los niños, los religiosos, los presidiarios y los jubilados.
El sector primario, cuya actividad principal es la agricultura, ocupa a la mayoría de la población de los países con escaso desarrollo económico, como los que se encuentran localizados en África Subsahariana, Asia Meridional, parte de América latina y los pequeños Estados insulares de Oceanía:
En los países desarrollados los porcentajes de población ocupada en el sector primario son extremadamente reducidos, pero es una actividad muy productiva. Se trata de una agricultura tecnificada e industrializada. Como ejemplo se pueden mencionar los países de Europa Occidental, América anglosajona, Japón, Australia y Nueva Zelandia.
El sector secundario, representado por la actividad industrial, presenta una situación opuesta a la del sector primario. En términos generales, los países desarrollados cuentan con los porcentajes más elevados (superiores al 30%) y los países en desarrollo valores que se encuentran entre el 10% y el 20%.
Cabe destacar que los países industriales poderosos cuentan con un porcentaje bajo de la población dedicado a la industria (por ejemplo, Estados Unidos, el 21%). Esto se debe a que han trasladado la mayor parte de sus industrias a naciones en desarrollo por la presencia de gran cantidad de mano de obra barata. Los países desarrollados sólo mantienen las tareas de investigación y las industrias que producen tecnología de punta (informática, electrónica, etcétera).
El sector terciario, orientado a las actividades comerciales y a los servicios (los que son públicos como la educación y la salud, los profesionales, los transportes, etcétera), ha sufrido un acelerado crecimiento en los últimos años. En los países desarrollados, esta expansión se debe a una mayor demanda de servicios más especializados (en el campo del comercio, el transporte, la recreación, la información, etcétera) por parte de su población, que cuenta con sus necesidades básicas satisfechas.
En los países en desarrollo existe una gran variedad de situaciones. Los valores más bajos se encuentran en África con porcentajes inferiores a 10. Los más altos, similares a los de los países desarrollados, son producto, en parte, del crecimiento de las ciudades por el éxodo rural. Allí se advierte un aumento de empleos urbanos o actividades económicas informales o marginales caracterizadas por condiciones de trabajo precarias e inestables..
Tasa de paro en España
España registrará en 2006 y 2007 la cuarta tasa de paro más alta de las economías avanzadas, con porcentajes del 8,6% y el 8,5%, respectivamente, según un informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) al que tuvo acceso Europa Press.En concreto, sólo Alemania, Francia y Grecia superarán en ambos ejercicios los datos españoles. El país germano acabará 2006 con una tasa de desempleo del 8,7%, porcentaje que se elevará una décima en 2007, hasta el 8,8%.Por su parte, el paro francés alcanzará el 9,6% este año y descenderá hasta el 9,1% en 2007, mientras que en Grecia el desempleo se mantendrá en el 9,5% en ambos ejercicios.A pesar de tener una de las tasas de paro más elevadas, España ha experimentado en los últimos años un notable descenso en su volumen de desempleo.En 2004, la tasa de paro española era del 11%, cifra que se redujo hasta el 9,2% en 2005 y que, según las estimaciones del FMI, descenderá seis décimas este año, hasta el 8,6%. No obstante, la reducción será mucho menor en 2007, de sólo una décima.
Paro registrado en españa
El número de parados aumentó en 64.500 personas durante el primer trimestre de 2003, llevando la tasa de desempleo a un 11,73% de la población activa, frente a un 11,45% en el trimestre anterior, según la Encuesta de Población Activa (EPA) publicada este martes por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
El número de parados en España se situó en 2.182.700 personas a finales de marzo, precisó el INE, dependiente del ministerio de Economía.
En total, el número de hombres desempleados crecio en 15.900, siendo la tasa de paro de la población activa masculina de un 8,4%, mientras que el número de paradas aumentó trese veces más, en 48.600 mujeres, por lo que la tasa de desempleadas se sitúa en un 16,7% de la población activa femenina.
A finales de marzo, la población activa en España era de 18.615.000 personas, en alza de 119.600 personas respecto al cuarto trimestre de 2002. En el primer trimestre de 2003 se crearon además 55.100 empleos, según el INE.
Encuesta de la población activa en España
Los cambios introducidos en la Encuesta de Población Activa (EPA) por imposición de la oficina estadística europea, y que estarán vigentes desde el primer trimestre de este año, "sacan" del paro en España a 344.600 personas, y aunque la tasa de desempleo se reduce 2,5 puntos porcentuales, para quedar en el 10,2%, todavía seguirá siendo la más elevada de los Quince. Estos datos corresponden a la aplicación del nuevo sistema sobre el tercer trimestre de 2001, la última EPA publicada, y fueron difundidos en una jornada organizada por el Instituto Nacional de Estadística en colaboración con otros expertos.
Las principales modificaciones consisten en tomar en cuenta el aumento de la población y en la variación de los criterios que se utilizan para considerar que una persona está parada y en búsqueda activa de un puesto de trabajo.
La cifra de habitantes mayores de 16 años aumenta en 775.000, en buena parte por causa de la entrada de inmigrantes, y la consideración de este aumento, y su peso por tramos de edad, supone incrementar en unas 100.000 personas la cifra global de parados. El impacto se concentra en las edades comprendidas entre 24 y 49 años, y con ello mejora notablemente la tasa de actividad y muy ligeramente la de paro, aunque sube un poco el desempleo entre las mujeres.
Pero la nueva definición del paro implica que al desempleado se le exige aplicarse a una búsqueda activa de un puesto de trabajo. Quien declara que busca trabajo a través de una oficina de empleo pública (INEM) debe haberse puesto en contacto con ella por propia iniciativa en las últimas cuatro semanas previas a la encuesta. Tampoco se considera parado a quien prepara oposiciones, sigue un curso de formación o espera los resultados de una oposición, entre otras circunstancias. Y este cambio provoca un sensible descenso en la cifra de desempleados.
Por comunidades
La entrada de inmigrantes y las diferentes pautas de comportamiento de los trabajadores "en busca de empleo" de las distintas comunidades autónomas son la principal causa de que los cambios introducidos en la EPA supongan una variación muy importante en algunas Autonomías y un impacto limitado en otras.
Del total de 344.600 "parados menos" que había en España al terminar el tercer trimestre del pasado año, 105.700 se restan de Andalucía, 64.900 de Madrid y 37.800 de Extremadura, entre las variaciones más destacadas. Más significativos son los cambios relativos: en Extremadura, la tasa de paro se reduce nada menos que 8 puntos, al pasar del 22,6% al 14,4% y la práctica totalidad de este descenso responde a la modificación introducida para ser considerado trabajador parado.
En el extremo opuesto, los 18.700 desempleados menos que pasa a tener Cataluña apenas suponen un recorte de tres décimas en la tasa de paro, que pasa, por efecto del redondeo, del 8,6% al 8,4% de la población activa.
Según los expertos que colaboraron con el INE en la jornada de análisis de la nueva EPA, no es fácil explicar por qué una mayoría de los desempleados catalanes declara buscar trabajo por variadas fórmulas (basta con mirar las ofertas del periódico para ser considerado un parado según los nuevos criterios), mientras los extremeños se limitan a decir que se han apuntado en el INEM, sin realizar otros trámites voluntarios, y están siendo borrados de la relación de desempleados.
El Instituto Nacional de Estadística español se ha resistido durante varios años a la aplicación de estas modificaciones, consciente de las peculiaridades del mercado laboral nacional, pero al final no ha podido dejar de aplicarlas. En palabras de un dirigente de Comisiones Obreras que asistió a la jornada, y que reconoció tal esfuerzo, "ahora somos más europeos desde un punto de vista de la convergencia nominal, pero en la realidad nos mantenemos igual de distantes". En España, como ocurre en Portugal y en Italia, la mayoría de los parados no se apuntan en la oficina de empleo, lo que no significa que renuncien a la búsqueda activa de trabajo. Con la nueva regulación, la primera inscripción en el INEM se considera como tal, y sucesivos contactos con la oficina de empleo requieren periodicidad mensual, y la declaración expresa de que se tiene el objetivo de encontrar trabajo.
Politicas de empleo
Con la desaparición paulatina del anterior sistema de regulación fordista-keynesiano las expectativas de garantizar el pleno empleo se frustraron debido a la transformación de las condiciones que lo habían hecho posible desde la segunda mitad del siglo XX. Es entonces, cuando la gravedad del problema se hace latente con la permanencia de altas tasas de paro anteriormente desconocidas que afectan, sin excepción, a todos los países occidentales europeos con mayor o menor incidencia.
El aumento o persistencia del paro, que en gran parte no es paliado por unos subsidios al desempleo en retroceso, acompañado de la precarización de algunos empleos, con bajos sueldos y poca estabilidad temporal, puede llevar a la marginación social y económica. Todo ello puede conducir a tener dificultades para desarrollar un proyecto vital al tener un futuro incierto. Pues el trabajo no se debe contemplar solamente como remuneración económica sino también como una forma de estar vinculado a la sociedad. El carecer de empleo o tenerlo en precario merma las posibilidades de integración pudiéndose romper la cohesión social, al relegar ha este colectivo hacia una situación de exclusión, lo que hace peligrar la estabilidad social de todo el conjunto de la sociedad. A raíz de estas problemáticas latentes los responsables políticos decidieron tomar la iniciativa para resolver la gravedad de las dificultades que se habían alojado en la sociedad. Fue así como los poderes públicos pasaron a convertirse en activos promotores de empleo.
Así pues, el doble reto era y es disminuir el desempleo creando ocupación de calidad y estable mediante el desarrollo de actividad económica que ofrezca servicios sociales requeridos por la sociedad actual. Proceso principalmente ceñido al ámbito regional o local, al ser éstas las escalas más próximas al ciudadano prestador y receptor del servicio. Por lo cual en general se habla de servicios de proximidad, pudiendo ser tanto de consumo individual como colectivo. Esta estrecha conexión de los NYE con el entorno inmediato está totalmente en consonancia con las prácticas al uso de las políticas y estrategias de desarrollo endógeno, que caracterizan el momento actual de intervención
A consecuencia de los cambios estructurales de la sociedad de índole económica, cultural, social y demográfica las causas y el número de nuevas necesidades por cubrir es amplio y diverso.
Una buena parte de éstas necesidades se producen por la dificultad de ser autoabastecidas dentro del contexto familiar, pudiendo ser fuente de empleo al externalizarse. Entre ellas encontramos, la cada vez mayor incorporación de la mujer en el mercado laboral imposibilitando el desarrollo de su rol tradicional como es el cuidado del grupo de personas que necesitan más atención y cuidados, sobretodo niños, viejos y discapacitados. En este orden de cosas, hay que tener en cuenta el aumento paulatino del sobreenvejecimiento, es decir el crecimiento del grupo de población mayor de 85 años que a medida que envejece es más dependiente de soporte externo. Y por último, Los cambios en la estructura familiar tradicional que conducen a un mayor número de tipos de familias, pero, en general más reducidas como el caso de las familias monoparentales o hogares con personas solas, conllevan la disminución de las posibilidades de autoproducción en el seno familiar de las tareas domésticas o de asistencia, que igualmente se necesita satisfacer.
Otro conjunto de nuevas necesidades tiene que ver con la búsqueda de soluciones a problemas del presente. Una de ellas aparece con el crecimiento de las desigualdades socioeconómicas que agudizan la polaridad socioeconómica de nuestras sociedades se traducen para los más perjudicados en una escasez de los recursos necesarios para vivir con plenitud lo que exige compensar estas carencias con servicios sociales. Otra se relaciona con la llegada de flujos inmigratorios marcados por la pobreza y que se encuentran con dificultades de todo tipo y cuya subsistencia se da a menudo en condiciones precarias, lo que requiere ayuda y soporte para así poder mejorar sus condiciones de vida. Otra necesidad viene dada por la mayor sensibilidad medioambiental acaecida a raíz de la constatación de los perjuicios que conlleva el modelo actual de desarrollo y que ha despertado la conciencia proteccionista hacia el medio natural y la necesidad de reducir o atenuar el impacto agresivo que sufre el medio ambiente con algunas actividades humanas. Así mismo, la degradación del parque de viviendas construidas y de algunos espacios urbanos conlleva la necesidad de su rehabilitación. Para acabar, el alejamiento entre el lugar de residencia y el lugar de trabajo, estudio, consumo y ocio acaecido en general y en particular en asentamientos rurales dispersos o en la ciudad difusa exigen cada vez más nuevos medios de transporte colectivo.
Finalmente otro grupo de nuevas necesidades se deriva de mejoras generales en la sociedad. Una de éstas aparece con el aumento del tiempo libre, con la reducción general de la jornada laboral diaria y anual que demandan una mayor oferta de ocupaciones y actividades para llevar a cabo en este tiempo de ocio ganado al trabajo. También, el mayor grado de educación de la sociedad puede suponer un incremento de las necesidades de consumir manifestaciones culturales de toda clase a partir de la revalorización de las tradiciones y el patrimonio cultural. A la vez, el mayor envejecimiento de la población que conlleva el aumento del contingente de población mayor de 65 años que va accediendo a la jubilación en plenitud de facultades físicas y mentales permite disfrutar de todo tipo de actividades. Otro factor que incide es el desarrollo de las nuevas tecnologías de la información que ofrece oportunidades de mejora en todas las actividades laborales y sociales, desarrollo que debería expandirse beneficiando al conjunto de la sociedad. Finalmente, el aumento general de las rentas personales permite el acceso a más y mejores servicios y el consumo de un mayor número de actividades relacionadas con el ocio y la cultura.
Todas estas transformaciones estructurales incrementan la demanda de nuevos servicios sociales, para nuevas o viejas necesidades en gran medida no satisfechas, por parte de la mayoría de la sociedad necesitada de su prestación. La suma de todos estos cambios, que en gran medida se presentan interrelacionados entre sí, conducen a una transformación de la sociedad y en consecuencia a la expansión de nuevas necesidades sociales. Con lo cual, se podría afirmar, sin miedo a equivocarnos, que la posibilidad de crear empleo y por tanto de incidir en el desarrollo territorial presenta grandes oportunidades.
miércoles, 21 de marzo de 2007
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